Decenas de personas acudieron a la ruta propuesta por “El Siglo de Oro en la Sierra del Guadarrama”; una senda teatralizada por la localidad para profundizar en su historia. La actividad fue gratuita y empezó en la Plaza Mayor.

Recorriendo las calles del municipio, los guías Javier y Antonio contaron a los visitantes datos históricos y anécdotas sobre Cercedilla y la Sierra del Guadarrama que incluso muchos residentes de la zona ignoraban.

Mediante el personaje de Murillo, un peregrino del siglo XVI encarnado por un actor profesional, se hizo referencia a la importancia de la literatura de esta época tan prolífica en la que además el teatro brillaba con luz propia.

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Interpretando a Miguel de Cervantes en una calle del municipio

Hasta en tres ocasiones se encontró el peregrino con el grupo en distintos lugares, en las que aprovechó para recitar a los clásicos: Cervantes, del cual interpretó sus entremeses en una actuación de casi 15 minutos, Lope de Vega, del cual recitó un soneto de amor y por último el famoso monólogo  de la obra “La Vida Es Sueño”, de Calderón de la Barca. Todas las interpretaciones fueron bien acogidas y seguidas de cerca por el público.

No faltaron los datos históricos sobre cómo se formó Cercedilla, que en la época romana era una mero lugar de paso. Los guías hicieron hincapié en la importancia del clima en el escaso desarrollo de la agricultura, y cómo hechos como la capitalidad de Madrid en 1561 hicieron que la industria de la madera se desarrollase en la Sierra del Guadarrama. Lo mismo ocurrió con la construcción del vecino monasterio de San Lorenzo del Escorial, que convirtió a la zona en área de abastecimiento para la obra.

Especial mención mereció la estructura de las casas, cuyas fachadas eran cubiertas de cal para evitar la entrada de insectos y otros animales. <<Contrariamente a lo que se pueda pensar, Cercedilla era un pueblo de color blanco>>, apuntaba Javier.

Resaltaron que la mayoría de los domicilios eran pequeñas estancias en las que se dormía con los animales para tener más calor. También se explicó el gentilicio “parrao”, término que viene de las parras que había en casi todas las casas.

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Patio de la Iglesia de San Sebastián

La actividad terminó en el patio de la Iglesia de San Sebastián, de nuevo de la mano del peregrino Murillo, quien iluminado por unas velas despidió a los asistentes recitando a Calderón.